Por Salvatore Brienza
El Oriente Eterno, ese lugar sagrado y sublime, donde la luz de la sabiduría y la verdad iluminan el camino del Iniciado. Un lugar donde la espiritualidad y la fraternidad se unen en armonía perfecta.
Es el destino final de todo Iniciado, el lugar donde ocuparemos un sitial entre nuestros BB.'. PPr.'. que nos precedieron. Un lugar donde la muerte no existe, sino que es una transición hacia la vida eterna.
Pero para llegar al Oriente Eterno, debemos estar preparados. Debemos haber trabajado en nosotros mismos, puliendo nuestra piedra bruta, para convertirnos en piedras perfectas y vivas.
Debemos haber demostrado nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad. Debemos haber sido leales a nuestros principios y a nuestra hermandad.
El Oriente Eterno es un lugar de recompensa, pero también es un lugar de responsabilidad. Debemos estar dispuestos a rendir cuentas de nuestras acciones y de nuestras decisiones.
Así que, mis QQ.'. BB.'. PPr.'., preparémonos para ese gran viaje. Trabajemos en nosotros mismos, para que podamos ocupar nuestro lugar en el Oriente Eterno, con dignidad y honor.
Que la luz del Oriente Eterno nos guíe en nuestro camino, y que su sabiduría nos inspire a ser mejores hombres y mejores Iniciados.
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